En los últimos años se ha venido desarrollando lo que podemos denominar una dieta dental aunque los profesionales del sector, no lo denominen así. Lo cierto es que existe un campo emergente dentro del campo de la odontología que implica el abordaje de la nutrición y la salud oral en lo que se ha denominado odontología nutricional. Como bien sabemos, la nutrición es, al igual que el oxígeno, un elemento básico para que los animales, entre los cuales nos encontramos los humanos, podamos vivir.
La evolución estuvo influida directamente por el entorno nutricional que incluía a su vez, una evolución microbiana. Aunque cueste creerlo, las enfermedades orales comunes en forma de caries o enfermedad periodontal, eran poco habituales entre los homínidos prehistóricos y, todavía los son en los animales salvajes. Sin embargo, en la actualidad, tanto caries como periodontitis, son las enfermedades más comunes de la humanidad, así nos lo corroboran clínicas odontológicas como Dental Navalcarnero que ven como sus consultas se copan con este tipo de problemas dentales.
Las razones más evidentes para que se haya producido este cambio que ha dado como resultado un dramático aumento de este tipo de afecciones, se encuentran en la aparición de diversos y sucesivos factores de riesgo que han promovido a lo largo de la evolución cultural todo lo que respecta a los patrones dietéticos que se han ido formando. El paso de una dieta natural integral a una rica en macronutrientes y sal, pero pobre en fibras y micronutrientes, ha conllevado una mayor prevalencia de las enfermedades que afectan a la cavidad oral. Es tal la importancia de la dieta que en la actualidad, se ha convertido en uno de los factores de riesgo más importantes en lo que a muerte prematura respecta. Las condiciones generalizadas y dañinas que conlleva la dieta occidental explica el por qué las intervenciones dietéticas para atajar problemas bucodentales son tan eficientes.
A consecuencia de estos factores, la prevención y la terapéutica dentro del campo de la odontología, considera los cambios dietéticos llevados a cabo durante la evolución humana, con la finalidad de adentrarse en la odontología nutricional. La investigación en el campo constituye un desafío para comprender la influencia que tiene la nutrición en la interacción existente entre las bacterias que se encuentran en la boca.
Un vínculo inquebrantable
Entre la salud oral y la nutrición existe un vínculo al que apenas prestamos atención. Este vínculo perpetuo no se puede romper, por lo que debemos comprender que todo lo que pase por la boca, repercute en ella y en el organismo en general. La cavidad oral, como ya sabemos por experiencia propia y ajena, es la primera víctima de nuestros excesos nutricionales.
Si reparamos en la desnutrición y la mala salud bucal, apreciamos mayormente ese vínculo inquebrantable. El deterioro de la salud oral que genera incapacidad para masticar o tragar alimentos, falta de dientes, enfermedad periodontal o caries, puede afectar (de hecho afecta) de manera negativa a la ingesta nutricional necesaria. Como por ejemplo consumir menos alimentos o que estos tengan menos valor nutricional, que conlleva a un estado nutricional claramente deficiente y el consiguiente riesgo de desnutrición. Al mismo tiempo, estar mal nutrido o carecer de la cantidad de nutrientes adecuada, puede afectar de forma negativa a la dentadura, aumentando notablemente el riesgo de padecer afecciones relacionados con la salud oral.
En el caso concreto de los adultos mayores, estos corren mayor riesgo de padecer desnutrición y a consecuencia mala salud oral. Existen estudios que acreditan que la salud oral de los mayores es uno de los factores de riesgo más comunes, así como más de la mitad de probabilidades de encontrarse en estado de desnutrición en relación con los mayores que gozan de una buena salud oral.
Actualmente, existen diversas organizaciones e iniciativas que se encargan de promover la atención integral de la desnutrición que sufren los adultos mayores, para mejorar y promover la detección, diagnóstico y tratamiento de la misma dentro de entornos controlados. No obstante estas medidas para preservar la salud de los mayores, no abordan directamente la salud oral como factor predisponente o de riesgo importante. Resulta vital realizar mayores esfuerzos para concienciar sobre la mala salud oral como el problema de salud que puede ser para los mayores. Si se logra concienciar a la sociedad de la necesidad de mantener una adecuada salud bucal, para preservar la salud general y el bienestar, en este caso, de los mayores y personas más vulnerables, se habrá dado un paso de gran importancia.
Para lograr este objetivo, los profesionales, insisten en aumentar la conciencia sobre el vínculo que existe entre nutrición y salud oral. Además de incorporar la nutrición y la salud oral en la práctica de la odontología para ofrecer una mejor atención y apoyo, esencialmente a los pacientes de mayor riesgo. Por supuesto, es necesario proporcionar toda la información necesaria y que esta sea de calidad a la población en general.
Aunque todavía queda un largo camino por recorrer para que la sociedad llegue a comprender en qué medida nutrición y salud oral van unidas, el vínculo existe y debe ser considerado. A la hora de alimentarse es esencial tener en cuenta en qué medida cada alimento afecta al organismo sea en positivo o en negativo. Por ejemplo los alimentos azucarados afectan a la dentadura como todo el mundo sabe, además de tener graves consecuencias en el resto del organismo si se consume de forma excesiva. Si somos capaces de entender esto, podemos hacerlo con todos los alimentos y saber cuales son los más adecuados en cada momento. Sin olvidar mantener una correcta y adecuada higiene bucal para eliminar las bacterias y microorganismos. De un modo u otro, lo que pasa en la boca, acaba pasando al resto del cuerpo.
Salud general y nutrición, otro vínculo que no se debe romper
No mantener un equilibrio nutricional, constituye una ruptura con el cuerpo. Tal vez no nos demos cuenta hasta que es demasiado tarde. Un ejemplo común es castigar al cuerpo con alimentos ricos en grasas y azucares, es decir procesados, en exceso. Al paladar le gustan estos productos procesados, pero al organismo le va haciendo mella. En los dientes aparecen caries, la grasa empieza a acumularse, pude manifestarse diabetes… y así podríamos seguir con infinitos ejemplos similares.
La nutrición es algo más que comer aquello que nos gusta, por el mero hecho de esta rico. Se trata de un proceso complejo que implica varias fases: ingestión, digestión, absorción, transporte, utilización, almacenamiento y excreción de alimentos o bebidas con la única finalidad de mantener un buen estado de salud y bienestar.
Los hidratos de carbono, las grasas, proteínas, vitaminas, minerales y el agua, son los seis nutrientes esenciales que podemos obtener de los alimentos y así, mantener un correcto funcionamiento del cuerpo. Las diversas investigaciones realizadas sobre los efectos de la nutrición en la salud, son claramente concluyentes. La mala alimentación, conlleva a una nutrición deficiente, lo que implica directamente un aumento en el riesgo de contraer enfermedades sistémicas como la diabetes de tipo dos, enfermedades cardiovasculares, cáncer, osteoporosis, trastornos digestivos, sobrepeso y un largo etc.
Puesto que el profesional de la odontología tiene un papel transcendental en la educación nutricional de sus pacientes, es de gran importancia que conozcan de forma adecuada la información más relevante sobre los grupos de alimentos. De esta manera, teniendo la información en su poder, pueden aconsejar a sus pacientes de forma adecuada y contribuir en su educación nutricional.
Aunque existen muchas estrategias y herramientas para hacer entender la necesidad de llevar una buena alimentación, una de las más utilizadas, es la denominada como “plato saludable”. En el año dos mil quince, La Sociedad Española de Nutrición Comunitaria, realizó una nueva revisión de la archiconocida pirámide de la alimentación. Dicha pirámide, incluye conceptos como la sostenibilidad, la convivialidad o alimentación confortable, variada, moderada y equilibrada dentro del marco de estilo de vida saludable. Del mismo modo, propone una serie de aspectos que se deben reunir en la alimentación.
Para finalizar, retomar el vínculo existente entre nutrición y salud bucal. La relación existente entre ambas cuenta con muchos factores interrelacionados. La desnutrición puede influir en el crecimiento y desarrollo de componentes orofaciales, enfermedades de la dentición, la mucosa oral e incluso el cáncer oral. De forma análoga, una salud bucal comprometida, puede afectar a la ingesta de alimentos necesaria, degradando el estado nutricional de la persona afectada. Por otro lado, es evidente que una mala salud bucodental, tiene un impacto negativo en la autoestima y la calidad de vida en general. En consecuencia, identificar y manejar las condiciones de salud oral y los problemas que estén relacionados con la nutrición, es fundamental para mejorar la salud y la calidad de vida de todas las personas que de algún modo, se encuentren o sientan afectadas. Basta con comprobar como las diferentes afecciones bucales vienen precedidas por el abuso de algunos alimentos, como por ejemplo, el caso de la caries y el azúcar. Es importante que todos tomemos conciencia de la relación existente entre la dieta y los dientes, para actuar en consecuencia y gozar de un buen estado de salud bucal y general.