Como muchos de vosotros ya sabréis la cultura está siempre muy ligada a la gastronomía de un lugar, de un país, una ciudad o una localidad, y de hecho muchas veces se ha acuñado esa famosa frase de “cultura gastronómica” pero a mí eso me hace mucha gracia porque al final, todo, es cultura, y todo puede acompañar a esa palabra: “cultura musical”, “cultura de la moda”, “cultura tecnológica”, “cultura bohemia”… y podríamos seguir así horas.
La realidad es que todo nuestro contexto forma parte de la cultura del lugar en el que hemos nacido, nos hemos criado o simplemente donde residimos, ya que todo es cultura, lo mires por donde lo mires, y en parte por eso en este magazine nos gusta hablar de todo, sin descartar absolutamente nada.
Dicho esto, quiero dejar claro que cuando alabamos un producto “made in Spain” en este caso (pero podría ser “made in France” o “made in japón”, no solo estamos alabando el producto en sí, sino también a la cultura de ese país que, generación tras generación ha ido creando y modificando algo hasta dar lugar al producto que tenemos ahora en nuestras manos. Por eso, y solo por eso, me parece una maravilla cualquier producto típico de una tierra, porque tiene magia, tiene misterio, tiene una historia detrás de sí.
Por ejemplo, estoy segura de que en Italia encontraríamos a alguien que nos contase una fantástica historia sobre los espaguetis carbonara o boloñesa pero aquí hablar de “espaguetis con tomate” no tiene demasiado fondo ¿verdad? Podemos decir que están muy buenos, que nos gusta mucho como los hacía nuestra abuela o que la tía del pueblo les pone un toque especial pero la realidad es que ese plato no forma parte de nuestra historia más antigua y por eso, en nuestra tierra, no tiene la misma magia que sí cosecha en Italia, el país de la pasta.
Ahora bien, hablemos del aceite de oliva, del jamón ibérico o del vino tinto de Rioja. Eso sí tiene historia ¿verdad? Como casi todos los productos o recetas de nuestra tierra, desde la paella valenciana hasta el cochinillo de Valladolid o el cocido madrileño y podría seguir enumerando recetas típicas de cada localidad hasta aburrir a todos los lectores. Y sino la repostería ¿verdad? Porque de postres dulces también sabemos un rato aquí en España.
Sea como sea, cualquier cultura, del país que se nos ocurra, tiene muy presente la gastronomía de su tierra y es lógico porque dudo mucho que en Alaska, por ejemplo, hayan comido muchos dátiles pero que se vengan hacia el sur y verán que la palmera datilera no es solo cosa de África ¡Y qué se lo digan a los ilicitanos si no nos creen! Así que ¿por qué no estar orgullosos de lo que producimos y dejarnos de tonterías?
Traemos de fuera lo que podríamos tener dentro
Hemos llegado a un punto en el que estamos teniendo problemas para asegurar el abastecimiento de trigo o cereales en todo el país, sobre todo de cara a la alimentación de animales en el mundo ganadero porque hemos dejado de producir cereal en nuestros campos a cambio de comprarlo a los países del este de Europa, a Ucrania, y ahora con la guerra tenemos serios problemas. Y eso no es todo, hablan de desabastecimiento de aceite de girasol por el mismo motivo y no os quiero hablar de otros productos de los que también tenemos noticias de un tiempo a esta parte ¿pero por qué?
España es un país agrícola y tenemos tierra fértil con sol (poca agua eso sí) para hacer crecer prácticamente lo que nos dé la gana y, sin embargo, nos sale más rentable comprarlo fuera e importarlo a pesar del peligro que eso conlleva y ¿queréis saber por qué? Porque el jamón ibérico vende, y trae mucha rentabilidad, el vino también, incluso el aceite de oliva, pero ¿el trigo? El trigo lo pagamos a “dos pesetas” a nuestros agricultores y eso provoca que a ellos no les salga rentable y cultivarlo por lo que, si no se cultiva dentro, habrá que comprarlo fuera ¿verdad? Y ahora estamos como estamos.
Y con esto no quiero hablar mal de los productos españoles que siguen siendo imagen de nuestro país fuera de nuestras fronteras. Adoro el buen jamón etiqueta negra y soy la primera que compra, todos los años, una buena pata de jamón ibérico en Iberjagus por Navidad. Es más, estoy muy orgullosa de que en España se produzca tan buen jamón pero desgraciadamente una cosa no quita la otra y por eso, de nuevo repito, ahora estamos como estamos.
España debe producir todo lo que le sea posible, desde agricultura hasta ganadería e incluso electricidad mediante energías renovables (que sol tenemos un rato). Deberíamos ser todo lo autosuficientes que podamos y una vez hayamos conseguido eso podremos comerciar con nuestro restante y el restante de otros países. Lo hemos visto con la pandemia, y lo estamos viendo ahora con la guerra de Ucrania así que ¿cuándo vamos a despertar?